Óscar López Acosta

Una traducción al español está disponible a continuación.

Photograph of Óscar courtesy of Lourdes Mejía Flores, published by Mother Jones.

Photograph of Óscar courtesy of Lourdes Mejía Flores, published by Mother Jones.

Óscar López Acosta, a resident of Dayton, Ohio, left this world on Sunday, May 10, 2020. He was 42 years old. His friends remember him as a sweet and mild-mannered man, devoted to his family and of strong Christian faith. He is survived by his wife Lourdes Mejía Flores, their 18-year-old son, and their two daughters, 8 and 2 years old. 

Óscar was born in San Francisco de La Paz, a valley town in Honduras circled by three mountains. He built a life in the United States. He took on strenuous jobs in Dayton, working construction in the summer months, and on a chicken farm in the winter. He worked hard to provide for his family in Ohio, and for his oldest daughter back in Honduras. At the time of his death, Óscar was planning to bring her to Dayton.

"He was a very responsible person,” his widow said of Óscar, in an interview with Mother Jones. “He was very caring. He was always attentive.”

A few days after his youngest daughter’s first birthday, his son got into a car accident. Óscar came to help. The police also came; they called ICE.

Óscar spent 18 months in ICE custody, fighting deportation to Honduras, where a gang had killed three of his nephews. He suffered, and even before the pandemic he feared he might die in confinement. His family and his faith helped him in his trouble, says Anna Babel, an immigration activist who spoke to him frequently from detention.

“Óscar’s faith and his love for his family helped him to survive months of seemingly endless detention,” she said, “We probably spent more time talking about his family and how much he missed them more than anything else in the time I spoke to him.”

Photograph of Óscar and his daughter Lourdes López Mejía courtesy of Lourdes Mejía Flores, published by the Columbus Free Press.

Photograph of Óscar and his daughter Lourdes López Mejía courtesy of Lourdes Mejía Flores, published by the Columbus Free Press.

On April 24, Óscar was abruptly released from ICE detention in Morrow County jail, due to his diabetes, which put him at risk from COVID-19. But release came too late. 

Throughout March and late into April, guards at the jail worked without masks. Jail authorities continued to accept new transfers without screening for the virus. One detainee who arrived in mid-April shared a dorm with Óscar for ten days. That man turned out to have the jail’s first confirmed case of the virus. He tested positive two days before Óscar left.

When Óscar arrived home, his wife noticed that he had lost his appetite. His health deteriorated; his body ached and he kept vomiting. Within days of his return, he called an ambulance and was diagnosed with COVID-19. He spent nearly a week at the Miami Valley Hospital in Dayton. Two days after his discharge, Óscar died.

Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor». Sí---dice el Espíritu---para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.

(And I heard a voice from heaven saying unto me, Write, Blessed are the dead which die in the Lord from henceforth: Yea, saith the Spirit, that they may rest from their labours; and their works do follow them.)

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This memorial was written by MOL team member Kirsten Pickering, from reporting by Noah Lenard of Mother Jones and by the staff of the Columbus Free Press and the Ohio Immigrant Alliance.


Óscar López Acosta

Una foto de Óscar cortesía de Lourdes Mejía Flores, publicado por Mother Jones.

Una foto de Óscar cortesía de Lourdes Mejía Flores, publicado por Mother Jones.

Óscar López Acosta, un residente de Dayton, Ohio, dejó este mundo el domingo, el 10 de Mayo, 2020. Él tenía 42 años. Sus amigos le recuerdan como una persona amable y apacible, devoto a su familia y su fe cristiana. Óscar está sobrevivido por su esposa Lourdes Mejía Flores, su hijo de 18 años y sus dos hijas de 8 y 2 años.

Óscar nació en San Francisco de La Paz, un pueblo ubicado en un valle de Honduras. Él construyó una vida en los Estados Unidos. Trabajó en trabajos duros en Dayton, trabajaba construcción en el verano y trabajaba en un rancho de pollos en el invierno. Él siempre trabajaba muy duro para proveer para su familia en Ohio y su hija mayor en Honduras. Antes de su muerte, Óscar estaba planificando traerle a su hija mayor a Dayton.

“Era una persona muy responsable,” dijo su viuda.

“Siempre era una persona bondadosa y atenta.”

Unos días después del primer cumpleaños de su hija, el hijo de Óscar se accidentó.  Óscar fue a ayudarle. La policía también vino; llamaron a ICE.

Óscar pasó 18 meses en la custodia de ICE, luchando contra su deportación a Honduras, donde una banda había matado a tres de sus sobrinos. Él sufría, y tenía miedo de que iba a morir en confinamiento incluso antes de la pandemia. Su familia y su fe lo ayudaron en su dolor, dice Anna Babel, una activista de inmigración que hablaba con él frecuentemente de detención.

“El fe de Óscar y su amor por su familia le ayudaron a sobrevivir interminables meses de detención,” ella dijo. “Nosotros probablemente pasamos más horas hablando sobre su familia y cuánto la extrañaba, más que cualquier otra cosa.”

Una foto de Óscar y su hija Lourdes López Mejía cortesía de Lourdes Mejía Flores, publicado por Columbus Free Press.

Una foto de Óscar y su hija Lourdes López Mejía cortesía de Lourdes Mejía Flores, publicado por Columbus Free Press.

El 24 de abril, Óscar fue abruptamente liberado de la detención de ICE en Morrow County Jail debido a su diabetes que le ponía a él en riesgo de COVID-19. Pero su liberación fue demasiado tarde. 

Por todo marzo y la mayoría de abril, las guardias de la cárcel no usaban máscaras protectoras. Las autoridades de la cárcel continuaban de aceptar transferencias nuevas sin administrarles la prueba por el virus. Un detenido que llegó en abril compartió un dormitorio con Óscar por diez días. Ese hombre fue la persona con el primer caso de COVID-19 en esa cárcel. Su prueba de COVID-19 dio positivo dos días después de que Óscar salió de la cárcel.

Cuando Óscar llegó a casa su esposa notó que él habÍa perdido el apetito. Su salud se deterioró; su cuerpo dolía y vomitaba. Pocos días después de su regreso, él llamó a una ambulancia y fue diagnosticado con COVID-19. Él pasó casi una semana en Miami Valley Hospital en Dayton. Dos días después de que lo descargaron, Óscar murió.

Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor». Sí---dice el Espíritu---para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.

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Este memorial fue escrito por un miembro de equipo MOL, Kirsten Pickering, con información de un informe de Noah Lenard de Mother Jones y por el personal de Columbus Free Press y el Ohio Immigrant Alliance. Translated by Alexandra Contreras-Montesano / Traducida por Alexandra Contreras-Montesano.


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